Vivir Compartidos: Las vecindades en el siglo XVII
Desde hace muchos años, tal como hoy, no todos pueden vivir en una casa sola. Después de la conquista, los españoles comenzaron a emigrar desde la península Ibérica hacia la recién nombrada Nueva España. Así, las nuevas familias españolas y mestizas, comenzaron a buscar un establecimiento para habitar la nueva tierra de la monarquía española.
Una de las soluciones al problema fue la construcción de vecindades – las cuales aún podemos ver en alguna de las calles aledañas al centro de la CDMX y que sin duda son parte del imaginario de los mexicanos –, para dar hogar a decenas de familias novohispanas. El arquitecto Cristóbal Medina Vargas, propuso en el Convento de San Lorenzo, el 18 de junio de 1680:
“[…] en consideración de lo dilatado que está de el comercio de esta ciudad [resultaría] muy útil y conveniente [que] se fabriquen a la parte de la fachada de la calle, dos casitas accesorias con sus recámaras, dejándo en medio de dichas casitas, una puerta para que sirva de entrada de vecindad, porque a la parte de adentro, se han de hacer diez y seis aposentos de vivienda, ocho de cada lado[…]”
Como lo mencionaba Medina, debido al auge comercial, las vecindades y casas particulares contaban con accesorias comerciales. Sin embargo, en la ciudad las vecindades no fueron bien recibidas, ello se ve reflejado en ordenanzas reales en contra de la dinámica que se gestaba en ellas y el desorden que provocaron debido a que muchas no fueron construidas inicialmente con dichos fines, sino que fueron adaptaciones.
La población y sus residuos crecían al por mayor, así que se prohibió la construcción de más vecindades en el centro de la ciudad y que la basura se almacenara en un cuarto hasta que un grupo de personas pasara a recoger la basura – tal como hoy en día –. Sin duda, la ciudad siguió creciendo a lo largo de los años, y con ello, el resto de sus problemas: tráfico, basura, poca movilidad dentro de la ciudad, etc. Sin embargo, todos somos parte de ella y podemos darle solución a algunos de sus problemas. Por ejemplo, en el caso de las viviendas, podemos desde cuidar nuestro consumo de energéticos hasta optar por una vivienda eco friendly. Las dinámicas de vida cambian y con ellas las de nuestra manera de vivir y cuidar nuestro patrimonio, ¡no te quedes atrás!
Fuente:
Martha Fernández, “De puertas adentro:la casa habitación” en Historia de la vida cotidiana,coord. Antonio Rubial García, vol. II, México: Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, 2011, p. 66-69.
AGN, Bienes Nacionales, 242. Documento Localizado por Mina Ramírez Montes; versión paleográfica de Martha Fernández
Fecha de Publicación: miércoles, 5 de octubre de 2016
